Hasta que no tuvo delante el plato humeante de sopa de tuétano, hasta que no lo saboreó y paladeó lentamente, Tomás no entendió completamente qué era lo que Berta quería decirle cuando le afirmaba con rotundidad que le amaba hasta el tuétano de sus huesos.
1 comentario:
Vaya, da hasta un poco de miedo...
Publicar un comentario